En la industria de los alimentos y las bebidas, hay una falta de conciencia general sobre la detección de gases y la seguridad en relación con ellos.
El dióxido de carbono, un gas incoloro e inodoro, es tal vez el gas que más usan las empresas de alimentos y bebidas, pero definitivamente no es el único gas por el cual hay que preocuparse.
El amoníaco (NH3), uno de los químicos más abundantes en el mundo, es la opción preferida para la refrigeración industrial, el congelamiento instantáneo y el almacenamiento masivo, debido a su capacidad superior de enfriamiento y su bajo costo.
Si bien el amoníaco es un refrigerante de uso frecuente, la mayoría de las instalaciones de alimentos y bebidas no tienen los protocolos o los equipos necesarios para proteger a los trabajadores en caso de fuga. El amoníaco es tóxico, incluso en niveles bajos, y las personas deben usar equipos de protección personal para trabajar con este elemento.
Para permanecer a salvo, debe entender los riesgos que implica la exposición al amoníaco, así como los equipos de detección de gases que necesita para detectar este peligro de gas invisible.
El riesgo de los sistemas de refrigeración con amoníaco
Incluso con el mantenimiento de rutina y las medidas preventivas, pueden producirse fugas de refrigerante. En las instalaciones más grandes, la mayoría de las fugas ocurrirá en la sala donde se encuentran los compresores de refrigeración. El desgaste por el uso habitual puede provocar fugas en las válvulas Schrader, los selladores de roscas, las juntas de neopreno y otras partes de la refrigeración.
Cuando se usa con fines de refrigeración, el amoníaco se convierte en un líquido conocido como amoníaco anhidro. Durante una fuga, este líquido adquiere una forma gaseosa que es tóxica para quienes la inhalan.
A pesar de ser incoloro, tiene un fuerte olor acre que la mayoría de las personas pueden detectar. Pero esto NO significa que puede basarse en el olor para detectar el amoníaco. Los estudios han demostrado que el umbral en el cual podemos percibir el olor del amoníaco varía en gran medida y, en algunos casos, el amoníaco puede alcanzar concentraciones dañinas antes de que el humano pueda detectarlas.
El amoníaco se mide en partes por millón (ppm) al igual que cualquier otro gas. A medida que la concentración aumenta, el amoníaco se vuelve más dañino. En concentraciones elevadas, el amoníaco puede ser mortal y explosivo.
- 0-25 PPM: los ojos se irritan y la respiración se vuelve trabajosa.
- 25 PPM: límite permisible de exposición (OSHA).
- 50-100 PPM: hinchazón de los párpados, conjuntivitis, vómitos, irritación de la garganta.
- 100-500 PPM: en concentraciones peligrosamente altas, la irritación se intensifica. La exposición prolongada a concentraciones altas de amoníaco puede provocar la muerte.
Reduzca los riesgos con equipos de detección de gases
Si su empresa de alimentos y bebidas usa amoníaco para la refrigeración, el congelamiento instantáneo o el almacenamiento masivo, debe usar monitores de gases portátiles o de área para identificar este peligro de gases.
Los monitores multigás personales como el Ventis Pro5 son detectores de gases flexibles que los trabajadores pueden usar para detectar el amoníaco, sin importar a dónde vayan. Estos monitores también comparten lecturas de gases en tiempo real, alarmas de hombre caído y alarmas de pánico con otros detectores de gases y software de supervisión en vivo. La función de compartir alarmas ofrece mayor visibilidad y funciona como una protección para que siempre alguien sepa cuando otro trabajador se enfrenta a condiciones peligrosas.
Si tiene una sala grande con un sistema de refrigeración, también debe usar un monitor de área. Si hay fugas de gases, es mejor saber lo que está sucediendo a distancia, y los monitores de área lo hacen posible. Los monitores de área como el Radius BZ1 se deben colocar en cualquier lugar donde haya peligros de gases presentes. El monitor de área puede advertirle la presencia de amoníaco que, de otro modo, no podría detectar hasta que un trabajador ingrese a la sala con un detector de gases personal. Los monitores de área también pueden compartir lecturas de amoníaco con monitores portátiles para que los trabajadores cercanos sepan cuándo y dónde hay una fuga de amoníaco y deben ponerse más equipos de protección personal antes de acercarse al área.
El amoníaco en bajas concentraciones puede provocar problemas de salud y, en concentraciones elevadas, puede ser inflamable, explosivo y mortal. Aborde las fugas con seriedad. Mantenga sus trabajadores, su inventario y su negocio a salvo creando un programa de detección de gases que permita identificar las fugas de amoníaco antes de que lo pongan en peligro.
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