Algo común en casi todos los segmentos de la industria de alimentos y bebidas es el almacenamiento en frío. Desde congelamiento instantáneo en espiral hasta cámaras frigoríficas o simplemente almacenamiento en frío continuo para productos terminados, las unidades de almacenamiento en frío se utilizan en toda la industria. Esto implica un peligro de gases en particular que conllevan estas unidades: amoníaco (NH3).
El amoníaco es el refrigerante principal en los equipos de refrigeración comerciales de la industria de alimentos y bebidas. El amoníaco puede fugarse y acumularse en áreas cercanas a un congelador o una unidad de almacenamiento en frío, y puede encontrarse en niveles peligrosos dentro de la unidad.
El amoníaco puede presentar tres problemas importantes para la seguridad:
Si se expone a concentraciones altas de amoníaco, es posible que de inmediato note irritación y ardor en los ojos, la nariz, la garganta y el tracto respiratorio. Si inhala concentraciones altas de amoníaco, puede producir quemaduras en la boca o la nariz, daño pulmonar, ceguera o incluso la muerte. La exposición a una concentración de solo 300 ppm se considera inmediatamente peligrosa para la vida y la salud, y puede causar la muerte en 30 minutos.
El impacto de las fugas de amoníaco va más allá de los peligros tóxicos que presenta para los trabajadores. En concentraciones altas, el amoníaco es extremadamente combustible, con un límite inferior de explosividad del 15 % por volumen o 150 000 ppm. Si bien la exposición a estas concentraciones es inmediatamente mortal para los seres humanos, la acumulación de amoníaco en estas concentraciones en áreas desconocidas puede presentar un peligro mayor en términos generales. En concentraciones superiores al 15 %, el amoníaco combinado con una fuente de ignición crea una explosión o un incendio de consecuencias catastróficas.
Ya sea que contamine los productos almacenados o amenace la vida de un trabajador que pueda entrar en una unidad en particular, es sumamente importante para su seguridad que comprenda el peligro que presenta el amoníaco y lo supervise en consecuencia. Esto significa usar un monitor con un rango de medición de amoníaco y gases combustibles apropiado, de modo que usted sepa exactamente qué precauciones tomar. Es posible que colocarse un equipo de respiración autónoma cuando su monitor de amoníaco personal está por encima del rango no lo mantenga seguro por completo si el amoníaco alcanza su límite inferior de explosividad (lower exposure limit, LEL) en el entorno. Asimismo, si su detector de gases solo está equipado con un sensor de gas combustible, puede haber un nivel peligroso de amoníaco presente sin que se registre ninguna alerta en el monitor.
En cambio, si las concentraciones de amoníaco superan el rango de su monitor de gases personal, detenga de inmediato todo el trabajo con calor, busque un monitor multigás con un sensor de gas combustible y verifique que la concentración de amoníaco esté bien por debajo del límite de explosividad y a un nivel que le permita seguir trabajando en forma segura.
Que no lo tomen por sorpresa. Más allá de que su elección para la detección de amoníaco sea un monitor de un solo gas como el GasBadge® Pro o un monitor multigás como el Ventis® Pro5, tenga la seguridad de que la unidad que eligió le dará la protección adecuada en su entorno de trabajo.