Los ve y pasa delante de ellos todo el tiempo. Cada comunidad tiene uno. Lo más probable es que un vecino suyo, uno de sus mejores amigos o incluso un miembro de su familia trabaje en uno. Cuando ingresa baja presión, y el viento sopla en la dirección correcta, el hedor es terrible. Pero el olor es solo uno de los indicios de los cuantiosos peligros que puede encontrar al trabajar en una planta de tratamiento de aguas residuales.
En las plantas de tratamiento de aguas residuales existe el potencial de sufrir resbalones, tropezones y caídas, y esos peligros básicos se agudizan cuando son precipitados por gases peligrosos en el aire de una instalación de este tipo. La posibilidad de sufrir un trauma severo o incluso de ahogarse al caer en un espacio confinado, como un pozo con agua, un pozo de recirculación o un tanque clarificador, significa que el riesgo asociado con trabajar en una planta de tratamiento de aguas residuales puede ser mayor de lo que reconocemos o queremos admitir.
Los gases que generan mayor preocupación en las plantas de tratamiento de aguas residuales son: metano, sulfuro de hidrógeno y oxígeno (o la falta de este). El sulfuro de hidrógeno y el metano son los subproductos de la descomposición de los materiales orgánicos que existen en los flujos de desechos que alimentan la planta. La acumulación de dichos gases puede derivar en la falta de oxígeno, o en algunos casos, en explosión cuando se combinan con una fuente de ignición.
Sin embargo, los peligros de los gases presentes pueden ser demasiados como para mencionarlos. Además de los peligros de los tres principales gases, están los peligros que implican las sustancias químicas depuradoras, como el amoníaco, el cloro, el dióxido de cloro o el ozono, que se utilizan en la descontaminación de los desechos y las aguas residuales. Existe el potencial de que un número ilimitado de gases tóxicos o explosivos de sustancias químicas se derramen o viertan desde la base industrial al sistema de desechos de la comunidad.
Eliminar los peligros de los gases es prácticamente imposible, por lo que los contratistas y los trabajadores permanentes deben depender de un equipo confiable de detección de gases que los proteja. Si bien no existe un monitor de gases que ofrezca una solución milagrosa que proteja a todos los trabajadores en cada situación, un monitor multigás es un buen punto de partida. Un monitor estándar, de cuatro gases, equipado con los sensores adecuados, brinda protección contra los principales peligros del metano, del sulfuro de hidrógeno y del oxígeno. El sensor del cuarto gas, por lo general, monóxido de carbono, a menudo se puede reemplazar con un sensor de amoníaco o cloro para mayor protección contra uno de los peligros químicos más comunes. Actualizar un detector de cuatro gases a cinco, o incluso a seis gases, puede permitirle mejorar el nivel de detección y protegerse aún más de los posibles peligros químicos.
Lamentablemente, proteger a los trabajadores de los peligros de los gases no es tan fácil como entregarles un detector de gases y mostrarles la salida. Si los trabajadores no usan los monitores correctamente, no entienden cómo funcionan los monitores o no saben cómo reaccionar a las lecturas, los dispositivos de detección de gases no serán muy efectivos.
Primero, el monitor debe estar encendido. Los trabajadores deben saber cómo encender el monitor y verificar que el instrumento que llevan es capaz de detectar todos los peligros que pueden encontrar. Luego, si los trabajadores quieren saber si efectivamente están protegidos, deben asegurarse de que el monitor detecte realmente los gases que se supone que debe detectar. Esto se logra realizando una prueba funcional del monitor, en la que se lo expone a una concentración de cada uno de los gases que debería detectar, y se verifica si el sensor responde y si el instrumento activa la alarma correctamente. Lo cierto es que la única forma de estar seguro de que un detector de gases detectará los gases que se supone que debe detectar es probándolo con gas. Puede parecer un procedimiento complicado, pero es tan simple como colocar el monitor en un banco de pruebas o en una estación de acoplamiento con los gases adecuados y hacer que la prueba se ejecute automáticamente. Esto se debe hacer cada vez que se vaya a usar el monitor.
Cuantos más riesgos deba evitar el monitor, mejor se deberá comprender cómo interactúan los sensores en el monitor. Por ejemplo, si un usuario tiene un monitor con sensores de sulfuro de hidrógeno y cloro, debe comprender que la presencia de H2S en la atmósfera puede afectar negativamente la lectura del sensor de cloro y enmascarar la presencia de un nivel peligroso de gas de cloro en la atmósfera. Los usuarios deben consultar a los fabricantes de los instrumentos para obtener información sobre los niveles de interferencia cruzada y las interacciones entre sensores.
Además de entender el funcionamiento de los sensores, el trabajador debe comprender cuál es la respuesta correcta cuando el monitor detecta gases y se activa la alarma. A menudo, cuando se activa la alarma de un detector de gases, si el usuario no está capacitado, puede entrar en pánico y hacer algo aún más peligroso, o simplemente puede ignorar la situación porque no sabe cómo proceder. Algunos monitores nuevos muestran mensajes de acción de alarma con instrucciones de texto que orientan a los trabajadores sobre las medidas apropiadas cuando el monitor emite alarmas. El hecho de que los trabajadores reciban indicaciones como “USAR RESPIRADOR” o “EVACUAR” cuando se activan las alarmas de sus instrumentos reforzará su capacitación previa sobre los peligros.
En términos realistas, puede haber casos en que el monitor simplemente no tenga la capacidad de proporcionar la protección necesaria con la suficiente rapidez y que un trabajador no pueda hacer frente a los peligros causados por el gas o quede incapacitado de alguna otra manera. Es importante que el monitor que lleva el trabajador tenga los recursos para que los demás sepan que el trabajador está en peligro. Los instrumentos pueden tener un botón de pánico que permite que el trabajador envíe una señal a otros cuando necesita ayuda o una alarma de detección de movimiento o “alarma en caso de personas lesionadas”, que suena cuando un trabajador queda inmóvil. Los instrumentos más avanzados pueden tener la capacidad de activar alarmas en los instrumentos de otros trabajadores cuando se activa la alarma del instrumento de un trabajador. Estas funciones pueden ser clave para encontrar y rescatar a una víctima de exposición antes de que sea demasiado tarde.
Los peligros de los gases son un hecho invisible e inevitable en las operaciones de una planta de tratamiento de aguas residuales. Si lo contratan para trabajar en una de estas instalaciones o cerca de ellas, contar con el equipo de detección de gases correcto y usarlo adecuadamente es la mejor manera de garantizar que regrese a su casa de manera segura al final de la jornada laboral, incluso cuando el viento sopla en la dirección correcta.